- Macho, tú eres "masoca".

Era curioso sentirse así porque esa emoción, inicialmente sentida como un golpe seco en el pecho, luego le aliviaba y tranquilizaba, ponía todo en su lugar, como hacía tiempo que no había estado.

Todo volvería a desordenarse, esa era su naturaleza, un poco como la del Universo. Con mucho -casi todo- sucediendo un poco por casualidad o por la pura influencia de pequeñas fuerzas coordinadas de manera espontánea. Pero mientras eso no sucediera, ese golpe del pecho parecía haberle despertado de una ensoñación.

El golpe movió su perspectiva, o eso quiso creer. Le dejó ver cosas que sólo imaginaba, puso la pieza en el aire diferente, quizá. El color del vidrio cambió. Multitud de facetas que ya no eran exactamente como el momento anterior.

Había escuchado un montón de puntos de vista y sugerencias. Consejos y técnicas. Acciones e inacciones. Todo el mundo hablando desde su propio púlpito, construido a base de sus experiencias y de los puntos de vista, sugerencias, consejos y técnicas, acciones e inacciones de terceros y cuartos. Visto desde lejos, la razón de cada uno era una masa informe que, contrariamente a lo que pudiera parecer, se tocaba en pocos puntos.

Ninguna valía y todas eran válidas. Ninguna como vivir algo uno mismo, como aceptarlo, procesarlo y aprender.

Ninguna como un golpe en el pecho con cierto masoquismo.


Foto de portada de Ksenia Makagonova