Mucha gente ha concluido lo mismo: lo más básico para que un equipo funcione es la seguridad psicológica. Espacio para equivocarse sin ser señalado, para disentir sin ser apartado…

Hoy, las personas que están empezando esto han tenido su segunda retrospectiva. Segunda. Y la energía que ha destilado, con momentos de autocrítica, de sacar el dolor, pero también de muchos kudos y mucho sentimiento de equipo, ha sido arrolladora.

En parte ha contrastado muchísimo con la resistencias recibidas a niveles más altos de la organización a las que también he tenido que enfrentarme. De hecho, hoy hemos incorporado a personas nuevas al equipo que han flipado con el ambiente. Cara y cruz.

Esa seguridad psicológica se construye también en el espacio de apertura emocional y confianza que es la retrospectiva. Mi consejo: todo se puede replantear, todo se puede “mover”, discutir o cambiar. Menos la “retro”. La “retro” es sagrada. Ah, y a la retro va el equipo y aquellos a los que el equipo invite.