Hoy le decía a una de las personas más importantes y relevantes en muchos sentidos de la compañía: “si pudiésemos ver las auras, ahí esta mañana se veía una energía impresionante”. Se lo decía señalando un hueco con tres pizarras y varias decenas de post-its. Seguidamente también le decía, eso sí, que después se había incorporado a la conversación otra persona que había hecho bajar la energía a otro plano.

Hasta los mensajes más duros, los más bestias, los más dolorosos, se pueden dar desde la positividad, construyendo. De hecho, esa asertividad y transparencia son las que pueden proyectar una transformación adelante, y la ausencia de ellas son las que te lastrarán en el camino.

Usa tu energía, la positiva. Cultívala y enriquécela. Y luego proyéctala. Este consejo bien vale para cualquier trabajo o momento, pero en este caso, funciona.

Mi día ha acabado con uno de los mensajes de WhatsApp que más feliz me ha hecho nunca:

Fernando! Qué pasada de día!!! Mil gracias por estar! Esto saldrá y será por tu dedicación!! Un placer haberte (re)descubierto

¿La realidad? Para nada es por mi dedicación. Es por el currazo de un equipo de pioneros BRUTAL. Energía positiva.