En 2016, Charlie Rudd escribió el gran artículo The Third Wave of Agile, que luego se convirtió en "whitepaper" y que se resume en esta gran imagen que da mucho que pensar:
El año pasado, era la Hardvard Business Review la que publicaba (y en portada de su edición impresa), el artículo Agile at Scale, firmado por Darrell Rigby, Andy Noble, ambos de Bain & Company, y Jeff Sutherland, co-creador de Scrum y firmante original del Manifiesto Ágil.
El primer artículo es bastante bueno, el de HBR puede sonar un poco a "publi-reportaje", pero lo que es innegable es que daba un marco práctico para practicar la "escalidad a escala".
Las señales son inequívocas: le podemos llamar Agilidad o podemos ponerle otro nombre, pero la velocidad y globalidad del mercado actual, que permite que brillantes pequeños equipos (David) amenacen a los grandes jugadores establecidos (Golliat), mirándolos a los ojos sin miedo, hace necesario que las compañías necesiten pensar en otra forma de hacer las cosas.
De la imagen de SolutionsIQ me quedo, sobre todo, en cómo dibuja las olas y la diferencia que aporta sobre "agilidad a escala" (método, maneras) y "agilidad de negocio" (mentalidad, cultura). De nuevo, el refuerzo del mensaje que no es tanto "el hábito el que hace al monje", sino la creencia real en una forma de hacer.
Y el segundo mensaje subyacente de la imagen es que la ola de la "agilidad a escala", hoy en día, ya en 2019, está en decadencia, dando por entendido que quien no ha, al menos, entendido que tiene que cambiar su manera de trabajar, va tarde.
Por suerte, muchas compañías ya tienen en su ADN, o están haciendo esfuerzos reales para estar orientadas al valor, recogiendo feedback de su cliente, eliminando fricciones y trabajando en equipos alucinantes (o "solucionadores", como hace poco me dijo el gran amigo Ángel Medinilla).
¿Y la tuya?
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