Tuckman en el 65 observó como se formaban los equipos y cómo se comportaban para afrontar retos y conseguir resultados, concluyendo que había una serie de fases por los que pasaban de forma consecutiva e inevitable.

Forming, Storming, Norming, Performing.

Storming, por supuesto, es la más controvertida y estudiada. Juntar a un equipo, darles objetivos, compartir visión… llegar a consensos, tener espíritu de cooperación… ser competentes y autónomos… todo eso es bonito, agradable, inspirador.

Pero aceptar que un grupo, en su construcción como equipo, ha de pasar por el conflicto, el individualismo, los problemas de jerarquía, el miedo, la ansiedad, los choques de personalidad, las discusiones, las quejas… eso ya es más duro.

Sin embargo, pocos son los equipos que no pasan por ello. Hay alguna excepción que salta del Forming al Norming, pero no son los más.

La gran mayoría de ellos han de afrontar la tormenta y, lo más importante, prepararse para ella, saber que pasará.

Aquí, buenos Scrum Masters, Coaches y demás soporte externo son claves. Es el momento de convertirse en un “recurso” al servicio del equipo. Ser usado, darles lo que necesiten para que puedan trabajar en desarrollar confianza entre ellos. Y, sobre todo, trabajar en que el ambiente de trabajo sea el más calmado posible.

Ahí estamos.