Dejadme que escriba en español esta vez, diría que me expreso con más fluidez. Otro año más se acaba y buena parte de las personas echamos la vista atrás para recordar y, quizá, incluso aprender.

Es curioso que lo hagamos ahora, realmente es un ejercicio que se podría hacer en cualquier otro momento, pero como los humanos nos inventamos el concepto de año, sirve como excusa. Hemos vuelto a dar otra vuelta al Sol. Como ayer, pero con otro origen diferente. Y ni tan siquiera estamos en el mismo sitio, porque el sistema de desplaza por la galaxia. En el mismo sitio y en otro a la vez.

Reflexionar sobre un periodo de tiempo es complicado, sobre todo si uno lo hace profundamente y espera llevarse un aprendizaje del proceso. Nuestros enemigos: el sesgo de negatividad y la memoria a corto plazo están ahí para fastidiarnos un gran año. Un año en que cambiamos de trabajo, iniciamos una relación o conseguimos un nuevo conocimiento se convierte en "una mierda" porque en las últimas semanas nuestra mascota murió, a un amigo le encontraron una enfermedad y nos pusieron una multa injusta. Todos hechos terribles pero que somos nosotros los que dejamos que empañen la globalidad.

Por mi parte, 2019 empezaba aún en Desigual. Una de las compañías, en el sentido más estricto del término, que más me ha dado. Rodeado de personas brutales y teniendo en marcha cosas alucinantes en el ámbito digital y de la agilidad. Por supuesto echaba de menos algunas cosas del año anterior. Es obvio que había temas que empezaban a encajarme menos, pero dentro de TIC y de Digital en ese edificio emblemático frente a la playa de Barcelona hay gente espectacular con la que volvería a trabajar siempre.

Fue tiempo de aprender cosas nuevas, relacionarme con otro tipo de personas, certificarme en SAFe con Almudena Rodríguez, dar charlas de agilidad en Grifols a través del gran Julio del Bosque, o que me empezara a picar el gusanillo de buscar un nuevo reto... y eso sólo en enero. Febrero me prepararía cosas como poder trabajar con doctorandos en la UAB, en un seminario preparado por Patricia Salgado sobre productividad (con un puntito de Lean y Agilidad), en marzo aparecí por primera vez en algún MeetUp de la comunidad de Liberating Structures, en abril conocí a Jeff Gothelf (¡y empecé mis conversaciones con mi empleador actual!), en mayo fui a Franfurk a dar la keynote de cierre del European Business Analysis Day, en junio volvía a pasar por el Management 3.0 del brutal Ángel Medinilla, aunque esta vez y no será la única en el año, como él dice, "liderando desde atrás" e intentando dar todo el apoyo posible al ya mi amigo...

Pero es que en junio, además, es cuando inicié un nuevo reto. Ubeeqo, Europcar Mobility Group. Hacer de "agile coach" de verdad. No sólo en hechos, no sólo en empuje y en lo que dirige las acciones, sino con el cometido explícito. El premio al esfuerzo y la dedicación, supongo, si he de evitar por un rato la modestia. A la vez, el regalo de ese montón de gente que me habilitaron para ello. Aún se lo agradezco siempre que puedo.

Julio tuvo seminarios de confianza que fueron muy reveladores para mí, agosto fue relajado y agradable, en septiembre me mudé y un conocido colaborador de mi anterior empresa me explicó en un ejercicio de confianza brutal un proyecto que quiere poner en marcha, en octubre di una charla en Agile Tour London, en noviembre volví a quedar con uno de los mejores profesionales y más orientados al servicio que conozco, Albert Llorca, del que siempre se aprende algo, y en diciembre amplié mi conocimiento sobre actitudes tóxicas con ayuda de Sanna Koivu.

Y todo ese año de momentos brutales sólo en el plano profesional y completamente egoísta del Yo. Porque si hablamos de lo que he vivido en los últimos seis meses con el reto que ahora mismo comparto, la experiencia se eleva a la enésima potencia. Trabajar a ayudar a un grupo de managers a ser aún mejores, desarrollar personas y desbloquear impedimentos, poder trabajar a nivel de cultura con conversaciones de valor "arriba", "abajo" y hacia "los lados", todo aderezado con una sensación de libertad y autoresponsabilidad que, a ratos, asusta.

2019 ha sido un año tremendo. ¿Ha tenido momentos malos? ¿He sufrido stress? ¿Borraría cosas o quizá tomaría otras decisiones? Por descontado. Pero no voy a dejarme sabotear yo mismo.

Os voy a dejar una última cosa: mis tres posts que más se han leído este año. Seguro que quiere decir algo, aunque no voy a pararme a descifrarlo.

  1. Trocitos de realidad
  2. Hiato
  3. Gracias

Nos vemos en 2020. Habremos dado otra vuelta, volveremos al mismo sitio, pero estaremos en otro a la vez.


unsplash-logoFoto de portada de jasper wilde