La semana pasada tuve el placer de intentar ofrecer algo de ayuda a un grupo especialmente fuera de mi zona de confort. A través de mi amiga Patricia Salgado, con la que había compartido tiempo trabajando juntos también, apareció la oportunidad de ir a la Universidad Autónoma de Barcelona a explicar algo de Lean y Agile para, sobre todo, ofrecer herramientas para ser más productivo a la comunidad de doctorandos. A los "mandos", mi otra gran amiga Almudena Rodríguez y yo mismo.
Nuestros objetivos eran tres:
1. Hablar sobre priorización y productividad
2. Ofrecer marcos de feedback y reuniones efectivas
3. Dar herramientas para crear comunidad
Ser doctorando es un proceso relativamente largo y bastante solitario. Un proceso en pareja doctorando-director, donde la mayor parte del tiempo la primera parte trabaja por su cuenta. Es por esto que pensamos que dar un marco de trabajo en que las prioridades estuviesen claras, visualizadas y descargadas de la mente en un soporte, como Kanban, era adecuado.
Haciendo un pequeño role-play de las reuniones de seguimiento, constatamos lo que es constante: todo proceso es, en realidad, el resultado de una relación humana. Y el feedback construido y debatido sobre el ejercicio dejó claro que cada relación era un mundo.
Aunque, en positivo, el debate nos llevó a hablar de comunidad, para descubrir que, de hecho, ya habían comunidades emergiendo, como la de unas asistentes brasileñas, que ponían en común lecturas, o la de los doctorandos de diferentes facultades (opacas entre ellas pese a estar a pocos pasos físicos), que se comunicaban por WhatsApp.
Fue todo un reto adaptar el discurso y comprender las dificultades de una comunidad que dista mucho del "mundo empresa" y "mundo software" al que estoy acostumbrado y en el que me muevo con facilidad. Es por esto que, en retrospectiva, creo que yo soy el primero que ha obtenido grandes beneficios de la experiencia.
Estoy seguro que, por el feedback recibido, ellos tampoco se fueron con las manos vacías. Misión cumplida.
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