Realmente breve hoy: nadie es un gurú. Hoy meditaba sobre el proceso que describía en el anterior post. Específicamente en la última parte, dónde definimos qué hacer.

Tras la propia reunión, dónde varias cabezas trabajaban juntas para encontrar una solución, se han sucedido mails con más sugerencias, pequeños cafés de catch up con personas que no pudieron asistir… Y en todos ellos había una aportación más a la idea principal.

Es vital que las personas que forman parte de la transformación, en el estamento o nivel al que pertenezcan, sin importar esto, se sientan seguros para añadir ideas al conjunto.

Muy comúnmente vivimos culturas de la culpa, donde el error se paga caro y se señala con celeridad al que lo comete. Estos entornos destruyen la creatividad, la innovación e incluso la moral de las personas.

Un entorno seguro no hace más que honrar a Aristóteles cuando dijo aquello de que “el todo es más que la suma de las partes”. Trabaja por ello.