Llevo unos días pensando mucho en este concepto, que sembró en mi cabeza ya hace muchos años la brillante Patricia Salgado. Aquí se habla de "agilidad" y de "transformaciones empresariales", pero por encima de todo, se habla de humanidad. Y la humanidad tiene una historia y una manera de progresar que ha sido constante y no se puede olvidar.
Todo sea dicho, mantengo mi mente tan abierta a nuevas ideas y conocimientos tanto como puedo, y seguramente esto haga que me pierda detalles y sutilezas. Pido desde ya disculpas por ello. Aún así, la historia de los pioneros y los colonos resuena con fuerza.
Esta división de personas, diría de personalidades, nos ha ayudado a movernos y progresar durante siglos. Por un lado, los pioneros, dispuestos a aventurarse en terrenos inexplorados, sin mapa, sin saber muy bien qué buscan, ni cómo lo encontrarán, sino para qué lo buscan. Quizá porque los recursos empiezan a escasear allá de donde ha partido, o porque la población se ha hecho muy grande y el espacio ya no es suficiente, o quizá por el simple hecho de buscar "algo mejor". Por otro lado, los colonos, trabajando la tierra, sacando lo mejor de lo que tiene, expandiéndose, explotándola y creando un pueblo cada vez más brillante y capaz.
Quizá los pioneros ven a los colonos como conformistas, cortos de miras, sin capacidad de ver más allá de sus fronteras, de imaginar la potencialidad de lo que aún no se conoce, y autolimitados a la comodidad de lo actual. Y tal vez los colonos ven a los pioneros como suicidas, sedientos de un riesgo para nada necesario cuando todo está ya a su disposición allá donde están, y todo funciona perfectamente.
Los pioneros se sienten atados por los colonos. Y los colonos se sienten amenazados y puestos en riesgo por los pioneros.
A estas alturas empieza a ser obvio por dónde voy.
Leámoslo al revés. Los pioneros necesitan a los colonos, necesitan un pueblo fuerte donde descansar y prepararse para la siguiente misión. Incluso donde volver para aquellas en las que fallan, que serán muchas. Los colonos también necesitan a los pioneros, porque serán ellos quien descubran nuevos caminos, nuevas formas y nuevas tierras, que al final serán las suyas, cuando sea necesario.
Pero ambos tipos viven en un equilibrio precario, que ha de ser el adecuado para que funcione, sin que nadie se sienta limitado y frustrado, o amenazado y en riesgo.
Llegamos por tanto al quid de la cuestión, en términos de organizaciones y cultura empresarial: ¿Piensan las organizaciones en esto cuando contratan a personas o forman equipos? ¿Están los equipos de dirección bien equilibrados entre pioneros y colonos? ¿Cuál es el equilibrio correcto de los dos perfiles en un equipo de dirección? ¿Es capaz de "fichar" un colono a un pionero, o es esta una de las amenazas más fuertes que puede sentir?
Creo que ser consciente de este rasgo de la personalidad desde la más alta dirección, compartida, comprendida y bien acompañada, podría ser uno de los mayores aceleradores de las transformaciones que podría haber. Y, de nuevo, es un rasgo completamente humano.
Y tú, ¿eres pionero o colono?
Foto de John Forson
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