Los equipos que toman decisiones, toman decisiones
Antes que nada, un disclaimer en este mi primer post. Las lecciones a veces duelen. Escribirlas a veces hiere. Pero en este blog no habrá nada personal más allá de mi propio aprendizaje. Todo va a ser real, todo va ser experiencia y eso tal vez me gane alguna enganchada. Será un aprendizaje más.
No quiero escribir largos posts, ni mucho menos, y más imaginando quiénes serán mis primeros lectores y conociendo sus capacidades. Si he de expresar un deseo, me gustaría que, algún día, algún post, sirviera de referencia a algún otro “novato” que pueda caer en errores nuevos y no repetir los míos.
Por tanto: ¿qué he aprendido hoy? Que cuando los equipos toman decisiones, toman decisiones.
Formo parte del “equipo de transformación” responsable que la adopción ágil pase. Eso representa, en buena parte, eliminar impedimentos en el ejercicio y en los equipos. Y teníamos uno y gordo. El equipo que tenía que “dirigir” el producto, marcar el camino, generar épicas que llenaran nuestro backlog de sentido no estaba funcionando como queríamos. En el equipo estamos los managers “jerárquicos” de los miembros de dicho equipo, con lo que podemos tomar las decisiones pertinentes sin excusa ni duda alguna.
Ayer detectamos y aceptamos el problema, hoy a las 9:00 AM estábamos en una sala. Bueno, a las 9:10 AM, pero eso da para otro aprendizaje. Una hora después, habíamos decidido movimientos de personas, acordado comunicación y nos habíamos vuelto a citar para hacer un punto de situación a las 12:30 PM.
Pues uno de nosotros parece que no había aceptado el acuerdo, no había comunicado el cambio y apareció al punto de situación con otra propuesta que, además, contradecía mucho de lo discutido a las 9:00 AM.
Básicamente, quiero entender, el acuerdo no era tal en su percepción o en su punto de vista y, por tanto, lo que parecía una decisión de equipo, no lo era.
Por lo tanto: ¿Identificar impedimentos? Bien. ¿Aceptarlos? Bien. ¿Plantear solución? Bien. ¿Consensuarla en el mínimo tiempo posible y apostar por una solución? Bien. ¿Probar la solución? Bien. ¿Replantearla si no funciona? También bien.
No ser capaces de consensuar una, o que parezca que sí, pero en realidad no… Mal.
Mañana aprenderé algo nuevo.